Roberto fue una de esas personas que se puede decir que nacio trabajando. Cuando tenia 8 años empezó a trabajar en una fábrica de baterías. “Baterias Corbaz” en Necochea. Estuvo allí hasta su adolescencia que junto a su hermano Rubén y su papa hicieron un equipo al que ningún camionero superaba en cargar y descargar camiones, ellos con un camioncito viejo entraba a los campos llenos de barro a los que nadie se animaba a entrar por miedo a quedarse encajado… pero el trio Decker allí estaba, fue así que los propietarios los contrataban.
Consiguieron cambiar su camioncito viejo por el famoso amuleto de Roberto… el guerrero que todavía conservamos y que es parte de nuestra familia, el que no se vende a ningún precio. Se fue en búsqueda de nuevos horizontes, pasó por Bahía Blanca y llegó a La Pampa donde se quedó tres años hasta que juntó el dinero suficiente para poder cumplir su sueño y el de su hermano… Tener su negocio propio.
Volvió a Necochea por el año 1968 con el dinero para comprar el terreno y hacer un pequeño galpón para abrir la tan ansiada gomería en la entrada a la ciudad. Era famosa porque estaba abierta las 24 hs. Todos los dueños de los campos a los que ellos les habían trabajado hacía un par de años fueron sus clientes, les compraban las gomas nuevas, arreglaban las de los tractores y estaban llenos de trabajo, hacían recapados, vulcanizados y hasta inventaron una correo para una maquina transportadora de piedra para una cantera de la ciudad de Batán. Trabajaban en familia y le daban trabajo a la gente del barrio.